¿A qué sabe el triunfo?

Por una afortunada casualidad del destino, ayer conocí indirectamente a Ana Herrera, una joven que lleva toda su vida dedicada a vencer sus miedos, a conquistar sus propias metas, y a re establecer sus propios límites. Digamos que Ana no conoce la zona de confort.

En una charla casual mientras comía con mi amigo Luigi y nos poníamos al día, me comentó, mientras le daba un trago a su bebida, que ha estado siguiendo la carrera de esta chica que, con 29 años, se ha coronado ya como una de las bartenders más destacadas de Guadalajara, y que estaba por pasar a la final del evento de coctelería más importante a nivel global, Bacardí Legacy que se celebra precisamente hoy en la Ciudad de México.

Nuestra charla se desvió un poco a la marca y yo le contaba a mi amigo que le tengo especial cariño porque nació en el mismo pueblo donde nació mi padre (sí: corre sangre cubana por estas venas, ¿se explican ahora tanta intensidad?), y que me encanta cómo desde su creación en 1862 se han encargado de innovar y promover el talento a nivel mundial.

De hecho, me comentaba Luigi, este certamen que este año cumple su décimo aniversario, está enfocado en encontrar en cada parte del mundo, jóvenes talentos que puedan contar toda una historia a través de las creaciones hechas con el icónico ron -el más famoso del mundo, me atrevo a afirmar- y con todo aquello que la imaginación les de. Y el caso de Ana, en particular, me llamó la atención.

Nacida en Estados Unidos pero de origen mexicano, siempre se destacó por su talento para la creatividad y para el arte, es licenciada en Artes Visuales y tiene un diplomando en cine, pero el sitio donde encuentra su inspiración, y donde más cómoda se siente, es detrás de la barra del bar, mientras juega con colores, texturas, ingredientes y sabores, para dar vida a sus creaciones.

Luigi me decía que tuvo la oportunidad de conocerla y que le llamó la atención su aire tranquilo e incluso, esas pinceladas de timidez que nada tienen que ver con la mujer poderosa que juega con sus utensilios para servir los mejores drinks en el PalReal, uno de los restaurantes más prestigiados y cool en Guadalajara, Jalisco.

Así fue como Ana resultó ganadora para representar a México en esta final, y cómo, luego de competir con 34 bartenders de diferentes países, llegó a la final internacional.

Pensaba entonces en lo importante que es, y lo mucho que representa, sobre todo en estos tiempos, ser parte de este movimiento de mujeres que rompe paradigmas; me llamaba la atención que su drink, el que le ha dado ya laureles de gloria, se llama Devil Woman porque detrás de esa apariencia rosa y un tanto femenina, se esconde una bebida poderosa, fuerte, con carácter, que nos reta y nos incita al mismo tiempo el paladar.

Y pensaba en esa chica guapa y tranquila, que va a su propio paso y que a pesar de su cándida apariencia se pone metas que cumple, y se hace de un nombre en un mundo que hasta hace unos años era 100% masculino.

Devil Woman contiene Ron Bacardí Carta Blanca, Vemouth seco, óleo Saccharum (una especie de jarabe con aceites cítricos muy usada por los bartenders), Bitter de Campari y una cebolla encurtida. Pero más allá de los ingredientes, es un trago que representa todo lo que una mujer puede tener: dulzura, fuerza, personalidad, feminidad y un estilo propio.

Me enteré que Ana pasó a la final y esta noche nos representará como país delante de contrincantes y ante más de una docena de jueces que vienen de todas partes del mundo a conocer las nuevas tendencia en coctelería, pero también a ver ese México del que no se habla tanto y que nos llena de orgullo: de ese México donde la gente trabaja, se esfuerza, cumple sus sueños y puede crear un cocktail capaz de reparar hasta un corazón roto (pero ésa, es otra historia).

Salud por ti, Ana, y gracias por ser una fuente de insipiración.

#FELICESPASOS